Manuel Callau: «Camille nos conecta con la lucha de la mujer hoy».
La Guía del Ocio en Buenos Aires te recuerda que esta pieza teatral estrenó en enero en El Tinglado Teatro (Mario Bravo 948), de esta ciudad.
«Pensar en términos de sociedad hoy implica reflexionar sobre las problemáticas que están atormentando a la mujer desde hace mucho», reflexiona el director de «Camille, la maldita», una obra que repasa momentos de la escultora francesa que fue encerrada en un neuropsiquiátrico por trabajar con desnudos.
Manuel Callau dirige «Camille, la maldita», unipersonal interpretado por Zuleika Esnal bajo texto de Hugo Barcia, que recorre momentos de la genial escultora francesa Camille Claudel (1864-1943), internada en un neuropsiquiátrico los últimos 30 años de su vida por desafiar los modos, valores y las costumbres de una sociedad patriarcal, conservadora y eclesiástica.
«La obra respira actualidad porque el tema de la mujer es de gran actualidad, en el sentido de que es imposible pensar el mundo de hoy sin pensar en los conflictos que está viviendo la mujer en un proceso hacia una realización que lleva consigo sacarse de encima el yugo del machismo», destaca Callau sobre la obra que tendrá su estreno este lunes a las 21.30 en El Tinglado Teatro (Mario Bravo 948), de esta ciudad.
«Son procesos que iluminan las luchas de las mujeres hoy, desde ese lugar me interesó poner en escena el personaje de Camille»Manuel Callau
«Pensar en términos de sociedad hoy implica reflexionar sobre las problemáticas que están atormentando a la mujer desde hace mucho y en ese sentido creo que es pertinente tomar a Camille Claudel con sus conflictos -que se desarrollan entre fines del siglo 19 y principios del 20-, porque observar la lucha de Camille puede ser observar la lucha de la mujer hoy, aun cuando son contextos y momentos distintos que comparten una misma raíz», amplía.
Callau, de una extendida carrera como actor y director teatral que ganó protagonismo interpretando a Erdosain en la histórica puesta de «Los siete Locos» de Rubens Correa en el originario Teatro del Picadero en 1980 y se hizo masivo a través de la televisión como uno de los protagonistas de «Gasoleros» (1998-1999), aclara que a Camille se la considera loca y se la encierra en un manicomio por querer ser escultora y trabajar con desnudos en una época en que a la mujer solo se le permitía utilizar naturalezas muertas.
También remarca que fue tratada de esa manera por ser amante de un hombre casado, el escultor Auguste Rodin, de quien fue discípula, musa inspiradora y, posiblemente, también una fuerte influencia.
«Son procesos que iluminan las luchas de las mujeres hoy, desde ese lugar me interesó poner en escena el personaje de Camille», destaca el director sobre la obra que producen en forma conjunta la cooperativa teatral que integra, El Descubridor, y Radio Gráfica, y que cuenta con las voces en off de Héctor Alterio, Miguel Ángel Solá y Jorge Bosso, conformando un coro de hombres.
Télam: ¿Cómo pensaron la puesta de esta Camille?
Manuel Callau: Entiendo que el teatro tiene que ser un acto de revelación, en el sentido de que el espectador debería tener la sensación de que eso que ve nunca ocurrió ni va a ocurrir y que si volviera a la sala a ver la misma obra otra vez no va a pasar lo mismo porque ni él ni la actriz van a ser los mismos, entonces me parece que es fundamental que la actriz o el actor se preparen para este acto de revelación para que el espectador sienta que por primera vez ocurre este acontecimiento que presencia.
En este caso, para la puesta en escena tuvimos en cuenta la propia obra de Camille Claudel, tratamos de abrevar en su propia impronta artística para desarrollar la poética de este espectáculo.
T: ¿Esto cómo se transita en el armado de la pieza?
MC.: Se trató de construir un camino junto a la actriz, el escenógrafo, el autor, todos los que estamos involucrados. Construir nuestro propio camino y código estético; lo interesante de Camille es que nos conecta con la lucha de la mujer hoy, es tan rica la propuesta estética de ella como escultura, tan conmovedora su historia personal que fue como inevitable para nosotros dejarnos atravesar por lo que ella propone.
T: La obra se titula «Camille, la maldita» y es una mujer «brava» por decirle de alguna manera, la que construye el autor.
MC.: Es uno de los costados de Camille, pensá que ella se pasa 30 años en un manicomio por querer vivir como ella quiere, podría haber aceptado los condicionamientos de la familia y la sociedad, sin embargo ella defendió su postura y esto hizo que la mantuvieran en el manicomio para que nada de lo que ella proponía saliera a la superficie.
T: ¿Cómo te plantás como director frente a un texto que hay que convertir en una obra teatral?
MC.: Algo de lo que te decía anteriormente, para mí el teatro tiene que tener la potencia del hecho vivo que ocurre delante del espectador, esto es lo que me obsesiona. Entiendo que la tarea del director y del actor es descubrir un objeto que desconocemos y que el espectador completa y termina con su mirada.